miércoles, 27 de noviembre de 2013

Diferencia entre ciencia y pseudociencia



Dulce Carolina Méndez Juvencio

Mi objetivo en este artículo es ver si es posible hacer una diferencia entre ciencia y pseudociencia, y en realidad porque nos sería necesaria esta distinción dentro de nuestra ciencia contemporánea.
¿Cómo podemos definir ciencia? En la antigüedad, más específicamente Aristóteles definió a la ciencia como el conocimiento cierto de las cosas por sus causas. Sin embargo, desde la Modernidad el concepto lo hemos hecho mucho más amplio porque no sólo nos enfocamos en el conocimiento sino en el medio por el cual llegamos a tal conocimiento, o sea en método.
            La ciencia se basa en diversos métodos de carácter lógico y racional, los cuales aseguren la aproximación a la verdad; sin embargo nunca se podrá saber con seguridad si una teoría es totalmente cierta, sólo dependiendo de la  cantidad de fenómenos o procesos que pueda predecir o explicar, podemos determinar el grado de confirmación de la misma. [1]Cuanto mayor sea el grado de confirmación, mayor se considera su validez.
De lo anterior, podemos plantear a la ciencia como la búsqueda de la verdad, del conocimiento de la verdad que se expresa mediante leyes y teorías. De esta formación de leyes y teorías de deduce su otra característica principal, la ciencia tiende a la universalidad, es decir, a la elaboración de principios que expliquen la totalidad de fenómenos que ocurren en la naturaleza; tarea por la cual se requiere una  unificación de todas las ramas de la ciencia.[2]A esta manera de integrar los distintos campos de la ciencia en su totalidad es lo que denominamos  “corpus científico”, en cual constituye una red de  conocimientos científicos relacionados entre sí.
Otra característica significativa de la ciencia es el de la objetividad. Por el hecho de que el verdadero conocimiento sobre el mundo no puede estar sujeto a interpretaciones subjetivas. El conocimiento científico no puede ni debe, si pretende ser ciencia, constituirse a partir de la visión de una sola persona , sino que su construcción debe deberse a l de la comunidad, sólo en este sentido podemos decir que es objetiva.
¿Cómo podemos definir pseudociencia? La pseudociencia, en contraste con la ciencia no sigue un orden lógico de razonamiento y de acción; parecería propio de ella que en lugar de objetivo tenga que llegar a la verdad, sea partir de la verdad.  Aquellos que practican una pseudociencia tienden a fabricar una teoría a partir de la interpretación subjetiva de los hechos, planteando proposiciones o modelos a los que les otorgan a priori el valor de conocimiento verdadero. Una vez establecidas estas bases proceden a intentar demostrar lo que afirman.[3] De aquí que la pseudociencia no busque la verdad, porque creen ya poseer la verdad; una verdad que no es conclusión sino origen. Y para que la evidencia apunte con su conclusión deseada es obvio que los pseudocientíficos se verán obligados a distorsionar la realidad; logrando de esta manera el éxito aparente para proveer razones lógicas para respaldar su teoría.
            Sin embargo ya dentro de un análisis se puede constatar que sus explicaciones caen en falacias, algunas como las de petición de principio o falacia del consecuente.
Otra característica de la pseudociencia es que  para sus “científicos” la refutación no importa, ellos seguirán defendiendo su “teoría”, posicionándose como “dueños de la verdad”.
La pseudociencia es estática: no busca el progreso y por lo tanto  no se producen nuevos descubrimientos; ni siquiera tiene en cuenta los conocimientos científicos básicos que tienen influencia sobre sus postulados. Por esto es que otra característica de las pseudociencias es que no es posible aunarla con las distintas ramas de la ciencia, no podrá integrarse al “corpus científico”. De aquí que  cada pseudociencia tiene validez sólo en sí misma.
Lo que distingue a la ciencia de la pseudociencia no es tanto la veracidad de sus “teorías” como la legitimidad y la lógica de su método, ya que muchas teorías pseudocientíficas tienen la capacidad de “adaptarse” a los nuevos conocimientos  científicos que se producen, así como a cualquier tipo de evidencia que la refute[4].
Por último, es necesario destacar el carácter subjetivo de las pseudociencias ya que estas apelan a la fe más que a la razón. Toda pseudociencia es, al fin y al cabo, nada más que un conjunto de creencias, porque no sigue un razonamiento lógico. De alguna manera podemos decir que tienen un componente religioso; sus postulados son creencias y sus seguidores son creyentes[5].  Y esto va en contra del criterio de objetividad de la ciencia, ya que, por lo general, los experimentos pseudocientíficos no pueden ser replicados por cualquier otra persona fuera del círculo de creyentes.
¿Y porque es necesaria esta distinción? En primer lugar por las consecuencias que las pseudociencias puedan tener en nuestra sociedad; el hecho de que justifiquen actos que puedan ser dañinos para nosotros, y un ejemplo muy claro es el que pone Gamberti en su artículo: el ejemplo del Holocausto; Hitler asesinó a millones de personas debido a una “teoría” antropológica la cual establecía, de forma aparentemente científica, un orden jerárquico de razas. Él sostenía que la raza aria era genéticamente superior; creencia que se transmitió a gran parte del pueblo alemán, y que fue justificación del genocidio. La creencia ciega y/o el fanatismo siempre son potencialmente peligrosos, más aún si aquello en lo que se cree está completamente alejado de la realidad.[6]


[1] CIENCIA Y PSEUDOCIENCIA: ¿VERDADERO Y FALSO?, Garimberti, Álvaro.

[2] Ibidem
[3] Ibid
[4] En este carácter de la pseudociencia es donde entra el criterio de falseabilidad que propone Popper.
[5] Cf. Garimberti, Álvaro, op. Cit.
[6] Cf. Ibid.

Diagnósticos genéticos no predictivos



“Estamos aprendiendo el lenguaje con el
que Dios creó la vida”
Bill Clinton

Dulce Méndez Carolina

Mi objetivo en este artículo es argumentar a favor de que los diagnósticos que hace la genética al ser humano, en específico  a nuestros genes, no pueden ser del todo diagnósticos precisos; ya que los síntomas de algunas condiciones genéticas que podamos encontrar en algunas personas, dependerán completamente de una variedad de  factores no sólo los biomédicos; de aquí que tales condiciones tendrán distintas maneras de presentarse de paciente en paciente. Al no haber una predicción exacta en los experimentos de los genetistas, podemos argumentar algunas cosas importantes que son tarea de la Filosofía.

            No desde hace poco tiempo cuando asistimos al consultorio médico, una de las cosas que él medico trata de investigar cuando nos entrevista es nuestra “historia familiar”, esta consta de las enfermedades que se han hecho presentes en la vida de nuestra familia (padres, tíos, abuelos), desde que se comenzó a prestar atención a nuestros genes, lo que se pretende buscar con esta “historia familiar” es una marco genético en el cual encajen nuestros problemas de salud, utilizando la información para poder hacer una evaluación de lo que podamos esperar de nuestras propias vidas, sólo como situaciones que podrían ser próximas.

¿Qué son los genes?

Los genes son segmentos funcionales específicos  de moléculas de ADN, los cuales encontramos en cada uno de los 23 pares de cromosomas; son parte del aparato metabólico de las células y organismos. Su función es especificar la composición de las proteínas. Los genes son importantes porque los diferentes tipos de proteínas participan en todos los aspectos de nuestras funciones corporales, y un gen particular en la composición de cada tipo de proteína. Estas (las proteínas) participan en casi todo lo que sucede en nuestro cuerpo, por eso es que tanto los genes como las proteínas son importantes.

            Las proteínas participan de manera muy variada debido a su amplio espectro de funciones metabólicas, de aquí que podamos afirmar que parece imposible determinar los efectos que pudiera tener cualquier proteína, por lo tanto cualquier gen en específico.[1]

            Lo anterior implica que a pesar de que la función de un segmento específico de ADN pueda ser predecible en un sentido limitado y pueda decir que especifica la composición de tal proteína, no podemos predecir su “[…] espectro potencial o la importancia de sus efectos.”[2]

            De esto que sea un error decir que un “gen” causa o controla algo en específico o que el genoma sea todo lo que explica nuestra constitución física, ya que los genes son sólo algunos de los muchos compuestos químicos que participan en las reacciones de los organismos.

            El problema principal con estas “predicciones ambiguas” es que en las condiciones llamadas genéticas los síntomas pueden ser muy variados de persona a persona, o hasta para la misma persona en momentos diferentes de su vida, esto se debe a la participación de distintos factores tanto bioquímicos como ambientales que afectan directamente la manifestación de la condición; así que un diagnóstico predictivo, que no es más que un nombre asignado a una condición genética futura, no puede prever los EFECTOS de tales factores.

            Por lo tanto podemos ver como este tipo de enfermedades son demasiado variables para permitirnos hacer una predicción segura de la gravedad que pudiera o no llegar a tener; por lo tanto es un error atribuirle demasiado peso a los genes o al ADN.

En esta No predicción de la genética podemos derivar dos cosas importantes: En primer lugar tendríamos que poner en duda el estatuto que tendría esta rama de la biología, si realmente podemos llamarla ciencia o, recordando un artículo ya trabajado acerca de la diferencia entre ciencia y pseudociencia que hace Popper, pseudociencia, debido al problema de predicción; y en segundo lugar creo que es sumamente interesante porque nuestra ciencia en la actualidad justifica los avances científicos y tecnológicos  en favor del gran progreso de la humanidad, sin embargo en  experimentos como los que hace la genética tienen consecuencias no sólo directamente dentro del área de estudio sino que rebasa el tope y sus consecuencias nos plantean problemas de vida, algunos suelen ponernos en dilemas éticos; y el problema no es lo complicado de analizar estos tipos de casos, sino crear conciencia en los responsables de esos experimentos y poder poner límites a sus investigaciones. Pienso es importante defender una postura humanista dentro de la “ciencia” la cual parece haberlo perdido, reduciendo al ser humano a una maquina compuesta sólo por materia, con la cual podamos jugar a crear, queriendo descifrar el código con el que Dios creo el mundo; sin duda alguna la gran herencia de nuestra modernidad.

Fuente



[1] Hubbard, Ruth. Genética predictiva y enfermos saludables, p 6
[2] Ibidem

Genética = ¿monopolio de poder?


A lo largo de nuestro siglo, uno de los temas más leídos  tanto por científicos como por filósofos, es el tema de la genética. Es relevante no sólo porque sea una salida a muchos de los problemas que como humanidad vivimos, sino por la pretensión que tienen los genetistas de reducir al ser humano en una estructura meramente compuesta por genes.

Esta idea de poder subsumir todos nuestros sentimientos, nuestras experiencias, nuestra historia como individuos, a síntomas y después a enfermedades concretas, ha sido sin duda aceptada por nuestra ciencia en general. De aquí que podamos afirmar, que parece haber una existencia independiente de nuestras patologías, y esto como consecuencia nos trae la capacidad de diagnósticos específicos.

Esta idea se reafirmó justo cuando se encontró que las bacterias y los virus provocaban algunas condiciones específicas; lo cual sin duda alguna le ha permitido a nuestra “salud pública” avanzar y tomar medidas médicas en situaciones concretas, como  para prevenir algunas enfermedades y contagios.

            Sin embargo la relación entre las enfermedades y microorganismos llamados agentes infecciosos sigue siendo de alguna manera compleja y su interpretación podría inclinarse más que nada a una gran cantidad de supuestos de poder económico, políticos.[1]

            ¿Por qué la importancia de estas investigaciones y su uso están involucrados en supuestos políticos? Porque parecería que los países de primer mundo serían aquellos en los cuales podríamos encontrar menos población infectada por cualquier bacteria o virus, menos índices de mortandad por males como la viruela, la tuberculosis, la fiebre escarlata, el sarampión, la diabetes, etc.; sin embargo en la mayor parte de los países industrializados el acceso a los servicios de salud; aunque mejores que en los países de tercer mundo, no se logra por completo que la gente este sana.

Algunos datos recopilados en la década de 1970 en Gran Bretaña […] muestran que, si bien veinticinco años de acceso universal a los servicios gratuitos de salud habían mejorado la salud de la gente, las tasas de mortalidad seguían estando inversamente relacionadas a la clase social […] Esto es igualmente para las muertes causadas o provocadas por enfermedades infecciosas, por condiciones crónicas como el cáncer o enfermedades del sistema circulatorio o digestivo, […][2]

Como podemos ver en la cita anterior, la mayor parte de las epidemias, de este tipo de enfermedades pueden estar dadas o deberse a factores sociales tales como la falta de fondos para las vacunas, las medidas que debe tomar la salud pública, la ausencia de planeación para evitar la propagación de algún virus, etc.

            De lo anterior podemos concluir que nuestra salud pública ha tomado más interés en la resolución de estos problemas; sin embargo creo sería más seguro que se preocuparan por los mecanismos para facilitar las soluciones existentes; al suceder lo que de hecho sucede, lo único que se logra es que la biomedicina asegure un monopolio para financiar la prevención de enfermedades concentrándolos en institutos y laboratorios científicos.

También podemos ver que lo que hemos buscado a lo largo de la historia de nuestras investigaciones médicas son simplemente soluciones técnicas, le hemos puesto demasiada atención al lugar físico-biológico (genes) en donde creemos se encuentran nuestras enfermedades, sin embargo nos hemos olvidado que como seres humanos estamos determinados también por influencias de contexto, como lo son las sociales; la salud la hemos convertido en un problema meramente técnico y no como de hecho es: un problema social que necesita remedios económicos y sociales.

Pero la genética no sólo se usa en el ser humano, también podemos encontrar prácticas con la naturaleza misma, con el mismo objetivo poder crear monopolios de poder con los resultados de las investigaciones; problemas que sin duda deberíamos analizar.[3]

Fuentes:
Genética como monopolio de poder: *  http://www.actionbioscience.org/esp/genomica/crg.html
*http://despiertacordoba.wordpress.com/2013/10/17/monsanto-el-monopolio-de-semillas-en-la-india-provoca-una-oleada-de-suicidios/


[1] Tesh 1988
[2] Ruth Hubbard, Genética predictiva y enfermos saludables, pp77-78
[3] El gran ejemplo es el caso de Monsanto

Eugenesia: promesa de calidad de vida

El objetivo principal de este artículo es exponer qué es la Eugenesia, y cuál es la importancia actual que tiene este tema.
¿Qué es la Eugenesia? Dentro de la misma historia podemos encontrar bibliografía que nos lleva y nos plantea los comienzos de la Eugenesia hasta Platón sin embargo algunos ejemplos no tan alejados, los podemos ver con Darwin y las implicaciones de su selección natural, es de alguna manera la “ciencia que pretende el mejoramiento del linaje, no sólo por la elección de con quién llevar a cabo el apareamiento, sino también por cualquier otro medio que tienda a dar a las razas o estirpes más aptas una mejor oportunidad frente aquellas menos aptas…”[1]

            Otro ejemplo de esta tendencia sin duda alguna podemos encontrarlo en el movimiento nazi, en donde el énfasis se puso en la “sangre”, se reclamaba por la purificación de la misma con el objetivo de que los alemanes pudieran recobrar la grandeza y la nobleza de sus ancestros.

            ¿De qué manera podemos servirnos de la Eugenesia? Bien ya lo había dicho Galton, podemos servirnos de nuestros conocimientos acerca de la herencia genética para mejorar la estirpe humana, y es interesante no sólo en el caso de una raza “sana”, sino más bien en los casos donde hablamos de razas donde encontramos enfermedades humanamente desastrosas; el problema no está en el uso del conocimiento sobre nuestra herencia para mejorar las posibilidades de que nuestras generaciones futuras puedan alcanzar un bienestar mayor; sino el punto clave de esta discusión es la manera y los medios a utilizar, este problema es el llamado: el  problema acerca de “el pluralismo de los valores”.

            “El pluralismo de los valores” es el problema que ocupa uno de los puntos más importantes dentro de la Filosofía acerca del tema de la genética, ya que ¿quién habría de establecer los criterios para conformar al hombre ideal? ¿Quién sería el responsable de decidir esto?; de acuerdo a nuestras sociedades parecería imposible poder definir o llegar a un acuerdo acerca del “hombre ideal”, tal pareciera que son los genetistas los que se han encargado de llegar a un acuerdo, dejando de lado la diversidad de nuestras sociedades, de nuestros valores y de los ideales de excelencia humana.[2]

            Otro problema que se deriva justo de esta gran variedad interpretativa del hombre es el de la predicción; ¿Cómo es posible que se pretenda estudiar un objeto diverso, contingente e interpretativo como lo es el hombre por medio de técnicas que deben de ser específicas y concretas dentro de un método de investigación? ¿Qué es lo que nos permite predecir que al realizar una intervención a nivel genético podrá tener consecuencias satisfactorias no sólo a la “persona” a la que se le hace la intervención, sino a la humanidad entera? Esta pregunta nace justamente porque sostengo que es complicado distinguir entre  realidades biológicas y  realidades económicas o sociales en las cuales el hombre se desarrolla; al parecer estas realidades sólo pueden construirse una gracias a la otra; se constituyen de una manera entretejida, y de aquí que sean inseparables.

Así que cualquier cosa que pretendamos encontrar con el estudio de estas “ciencias” que estudian las realidades biológicas, económicas y sociales, es una pésima simplificación de nuestra situación como seres humanos al tratar de analizar y examinar, tanto los factores biológicos, sociales y económicos, aisladamente.

            Es cierto que la Eugenesia podría ser una promesa de calidad de vida, pero también es cierto que tenemos mucha tarea aún para poner límites a los alcances que esta pueda tener.


Fuentes:


[1] Galton, 1883.
[2] Daniel Wikler, ¿Podemos aprender de la Eugenesia?, p 41

La predicción, problema de nuestra Biología llamada “Ciencia”

Dulce Carolina Méndez Juvencio

El objetivo principal de este apartado es hablar de la predicción científica como el problema al cual se enfrenta la ciencia de nuestro siglo porque en lo personal pienso que la ciencia ha llegado a tener grandes avances no sólo científicos sino también tecnológicos, sin embargo estos avances como podemos ver en áreas de la biología tales como la genética, no se apegan a esta característica de la predicción; y es importante poder mirar este tema, no sólo en un ámbito teórico, sino poder pensar las consecuencias prácticas que esto pueda tener.

            A lo largo de la historia de la ciencia, hemos definido ciencia como un conjunto de conocimiento los cuales pueden ser estructurados dentro de un sistema; la ciencia es el conocimiento obtenido mediante la observación de patrones regulares, de  razonamientos y de  experimentación en ámbitos específicos; de los cuales podemos formular preguntas, construir hipótesis, deducir principios que elaboren leyes generales y sistemas organizados por medio de lo cual llamamos un método científico.

            Todo lo anterior, tanto la aplicación del método como de los conocimientos deben conducirnos a una nueva generación de nuevos conocimientos objetivos en forma de predicciones concretas cuantitativas y comprobables referidas a hechos observables pasados, presentes y futuros. Estas predicciones pueden formularse mediante razonamientos y estructurarse como reglas o leyes generales, que den cuenta del comportamiento de un sistema y además  predicen cómo actuará dicho sistema en determinadas circunstancias.
            Sin embargo si tratamos de analizar algunos de los experimentos científicos que están siendo llevamos a cabo en este momento podemos dar cuenta de que algunas de las predicciones en las que se mueven no son “predicciones correctas”; lo que tendríamos que investigar es si realmente nuestra ciencia puede trabajar con ese tipo de predicciones “ambiguas” aún sin importar las consecuencias de sus investigaciones.
            Un ejemplo de estos experimentos que podemos encontrar son aquellos experimentos llevados a cabo por la biología y algunas ramas de esta; ¿por qué me refiero a ella en específico? Sabemos que el objeto de estudio de la biología es demasiado amplio: los seres vivos, a estos la biología se encarga de estudiarlos de acuerdo a  la estructura y la dinámica funcional comunes a todos ellos, con el objetivo de poder establecer leyes generales que puedan regir de alguna manera la vida orgánica y los principios explicativos fundamentales de esta. Sin embargo parecería que a la biología se le olvida considerar algunos aspectos en los seres vivos, tales como sus condiciones sociales y aún más específico hablando del hombre, también es un ser político, económico; depende de estas condiciones.
            ¿Cómo estas condiciones, sociales, políticas y económicas, pueden afectar la predicción de la ciencia? La ciencia ha pretendido desde siempre estudiar al mundo reduciéndolo sólo a teorías o principios específicos, con los cuales podamos conocerlo y manipularlo mejor, sin embargo hablando del hombre en específico, creo es imposible hacer un estudio de su comportamiento, de sus enfermedades, etc., sin ver el contexto en el que se desarrolla; este es importante porque también ayuda a determinarlo. El hombre no sólo se determina por su genética, los aspectos que se dan dentro del contexto en el que crece también lo determinan y no sólo desde su nacimiento, sino toda la vida el hombre se encuentra en constante movimiento entre determinaciones.
            En conclusión, el hombre es un ser interpretativo, en tanto siempre está siendo determinado por su contexto o por el mismo; en contraste la ciencia que pretende estudiarlo, la biología, lo pretende estudiar desde parámetros específicos, no interpretativos; no parecería imposible lograr algún tipo de parámetros dados por el mismo organismo pero si es imposible lograr al menos algún tipo de “predicción correcta” o “específica”.[1]



[1] Hubbard, Ruth. La genética predictiva y la construcción de enfermos saludables, en Los desafíos éticos de la genética humana.

La prisión, y otros ejemplos del modelo de control sobre el cuerpo



Interior de la penitenciaría de Stateville, Estados Unidos Siglo XX

Montserrat Rueda Casales
Cuadro de texto: Interior de la penitenciaría de Stateville, Estados Unidos Siglo XX

En el artículo anterior explicaba lo que es el Panóptico, surgido en el S XVIII. Sin embargo, como se puede apreciar en la imagen, el modelo no ha quedado obsoleto dos siglos adelante. Aunque si ha manifestado cambios en el S XIX: el prisionero deja de estar totalmente enclaustrado, y se le obliga a realizar actividades con la finalidad de que éstas las termine amando, según esto, así terminará amando la labor que se le impone, al suceder esto, su perspectiva moral sufrirá el mismo cambio,  ya que al reformarse, se vuelve una persona que pueda ser aceptada bajo la normatividad de la sociedad una vez que haya cumplido con su condena.

El modelo que se ve impuesto en la prisión no sólo se queda ahí, sino que también está  en lugares donde la libertad del individuo, se puede percibir, está siendo condicionada para lograr ciertos objetivos. Por mencionar alguno de los lugares, se encuentra en las fábricas, donde se necesita de vigilantes para que el trabajo sea elaborado como es debido, y entonces, los trabajadores están siendo observados para que hagan bien su trabajo. En los hospitales, sucede algo similar, en este caso el enfermo debe estar bajo vigilancia mientras presente ciertos síntomas que muestren un mal estado de salud y una vez ya saludable, puede salir del lugar. Ahora hablando del tema de la medicina, no sólo es físicamente la estructura y las reglas del hospital, sino que también otros lugares que le competen a esta ciencia, como podemos decir la psiquiatría, el enfermo no forzosamente está en el psiquiátrico que sería otro lugar donde impera el modelo de la prisión, sino que simplemente por tomar medicamentos que necesitan revisiones constantes por parte del médico, ya lo ponen en el mismo estado de observación. El último lugar que mencionaré es, la escuela, que a pesar de que desde la mitad del S XX hasta la fecha ha sufrido varios cambios, se puede hacer una descripción del Siglo pasado de cómo es que el alumno era el individuo vigilado, controlado y castigado, por hablar de las primarias. En México, al  menos, los castigos llegaban a ser físicos, situación que ahora es imperdonable y se ha modificado, sin embargo, estando yo en la secundaria, en una escuela privada, realmente comprendo lo que Foucault quiere referirse a este modelo, pues esa escuela[i], además de tener la estructura arquitectónica y los colores de una prisión, éramos tratados con demasiado control en aspectos como el del uniforme, las perforaciones, o en el caso de los varones, el corte de cabello. No podíamos salir de ahí hasta que alguien nos recogiera o tuviéramos un permiso de los tutores donde podíamos ir a casa solos. En la ENP las cosas cambian, puedes irte de pinta si gustas, ya no usas uniforme, etc. Pero la autoridad sigue persistente.[ii] Además de que es requisito entrar con credencial, sino es difícil la entrada.

En los años 50, se platica mucho el modelo de educación en la FFyL UNAM y se hace presente el modelo, donde la autoridad es el maestro. La clase se centraba en la misma autoridad y consistía en que leía lo que tenía preparado y no había posibilidad de entablar un diálogo maestro-alumno. Lo que el maestro leía eso era y punto.

En la Microfísica del Poder, Foucault mencionará otro mecanismo donde el cuerpo es controlado y éste incide en el ámbito sexual, donde él dirá que el aparato que hace su función de dominar es, La clínica.    
Nos dice a partir de la masturbación que, el cuerpo se convierte en una lucha de padre con el hijo y así mismo, las instancias de control[iii]. Pero aparte de esta clara situación, también nos dice que el poder está en la explotación económica, ideológica de erotización, desde los productos de bronceado, hasta las películas pornográficas. Este modo de poder trabaja diferente al de la prisión del S XVIII donde la forma era control-represión, sino que ahora es la de control-estimulación, y él mismo dice: “¡Ponte desnudo… pero sé delgado, hermoso, bronceado!”[iv]

Ya en el siguiente artículo, dedicado a la continuación de este pensamiento, pero con Beatriz Preciado, se hablará más sobre lo que nos atañe a los nacidos en el Siglo pasado, pero que en pleno S XXI podemos percibir como estos mecanismos siguen funcionando.



[i] Colegio Panamericano, una Institución que personalmente no recomiendo, y para dar una razón muy breve, se tienen preferencias a los infractores de modo que no se hace justicia cuando se amerita. Al menos esa fue la experiencia que tuve, que sin embargo, agradezco pues, ésta misma comenzó a ser una parte importante del motor que después me impulsaría a emprender el estudio de la Filosofía.
[ii] En cuanto a los maestros, ellos son la autoridad, no como en las escuelas privadas donde se te puede ocurrir gritarles a los profesores y tu castigo no es gran cosa. También hay prefectos y hasta el mismo personal de limpieza (por pertenecer al sindicato) se sienten figuras de autoridad sobre los estudiantes, y así mismo en el personal de la Biblioteca, todavía recuerdo a una mujer que hacia: ¡Shhh! Tan fuerte, que era más molesta su intención por callar a los que susurraban que las mismas personas que hablaban dentro de ella.
[iii] Estas instancias no sólo estarán dentro de la Clínica, sino también se ve incluída la Religión. En el artículo sobre la biografía de Michel Foucault, en las notas pertinentes, ya habré hablado un poco sobre esto.
[iv] Michel Foucault, Microfísica del poder, p.105.

Bibliografía:
Foucault Michel, Microfísica del poder https://www.u-cursos.cl/derecho/2009/1/D121C0209/1/.../210299
Foucault Michel, “Vigilar y Castigar Nacimiento de la prisión”, Trad. Garzón del Camino Aurelio, 2ed, Siglo Veintiuno Editores, México, 2013

La propuesta complementaria de una Ética Ambiental de la Virtud

Juárez Martínez Myriam

En el presente post, nos acercaremos a una propuesta ética ambiental, llamada: Ética Ambiental de la Virtud, para ello exploraremos un texto de Phillip Cafaro, filósofo estadounidense, titulado: Thoreau, Leopold y Carson: Hacia una ética ambiental de la virtud.[1]

El interés de Cafaro, se centra en explicarnos de qué trata una EAV (como el mismo abrevia el término Ética Ambiental de la Virtud), puesto que la considera relevante y necesaria su aplicación en la actualidad. A ésta la define como “aquella que se centra en la excelencia y el florecimiento humanos”[2], éstas alternativas éticas exploran el gozo y la plenitud (es decir, beneficios tales como el goce estético y también como la salud de generaciones futuras) que pueden derivarse de la comprensión y aplicación de una actitud ética ante el medio ambiente. Este interés se ve motivado en dos razones, la primera de ellas es que considera que ética ambiental (y cualquier otra ética) debe contemplar también lo que es bueno y mejor –así como el camino a seguir para llegar a su realización- para el ser humano, en tanto que las acciones que se toman en dicho ámbito, afectan - dada su estrecha relación- de modo inevitable al hombre; la segunda es que dado que la mayoría de las veces, las nomas ambientales representan para las personas negaciones de beneficios y libertades personales (aunque sean sólo negaciones parciales o momentáneas) -dado que, como lo menciona Teresa Kwiatkowska “…cuando damos algo o hacemos un sacrificio, esperamos recibir algo a cambio”[3]-, resultaría benéfico desarrollar argumentos positivos que ofrezcan algún beneficio personal (como los que ofrecen la EAV’s), para lograr un auténtico compromiso con la convivencia respetuosa entre el hombre y el medio.

Ahora, Cafaro examina las propuestas de los tres autores, para demostrar que pueden hallarse en ellos, fundamentos para una EAV. En Thoreau por ejemplo, desea resaltar su propuesta de la excelencia personal como virtud; en ésta, los objetivos principales que señala para la vida son “el buen vivir” y el “florecimiento”, que remiten a la definición del término griego eudaimonia[4].  Thoreau describe en Walden[5], una vida de desarrollo personal y obtención de bienes tales como: la salud, la libertad, el placer, la amistad, el conocimiento de sí mismo, etc., en relación con la naturaleza; tal como cuando habla de la libertad y el placer que pueden experimentarse viviendo en o simplemente explorando el medio natural. Él señala varias virtudes, pero la virtud que parece ser central es la sencillez. Tal virtud hace posible centrarse al conocer y comprender las repercusiones de las acciones personales y por tanto, también nos conduce a actuar con integridad. Desarrollar dicha virtud tiene repercusiones benéficas tanto para el medio ambiente, que se ve menos afectado por una vida sencilla, tanto para el hombre, para quien mejora la propia vida, puesto que la sencillez, fomenta el florecimiento del resto de las virtudes.[6]
En Aldo Leopold –cuyo pensamiento ya hemos examinado anteriormente[7]-, nuestro autor resalta que de modo paralelo a un extensionismo ético, señala también un extensionismo estético e intelectual, señalando las ventajas de crecimiento y desarrollo que representa dedicarle atención a la naturaleza. En A Sand County Almanac, Leopold señala el contradictorio empobrecimiento de la vida en los últimos tiempos, en busca de una mejor vida basada en posesiones materiales y en cambio, ofrece una vida de contemplación y conocimiento del entorno como alternativa para lograrla. Leopold hace evidentes virtudes como paciencia, entusiasmo, perseverancia y aguda percepción, en su recorrido por sus observaciones naturales y plantea también el hecho de que ejercer tales virtudes, “nos hacen personas mejores y más felices”[8], además de que nos permiten obtener conocimiento y enriquecer la experiencia sin perjudicar a la naturaleza. Por lo tanto, tal como podemos observar, Leopold, se muestra partidario una ética de la virtud que nos acerque a la naturaleza, y nos conduzca al amor y respeto de la misma, y por tanto la beneficie a ella, además de beneficiarnos con un crecimiento personal.

 Finalmente en Rachel Carson, resalta en su pensamiento la preocupación por la consideración moral de la vida en general (lo humano y no humano), y por tanto, la necesidad de fomentar la relación de armonía (preservación) entre hombre y naturaleza. Además, señala que también Carson confía en que la preservación ayuda a fomentar la felicidad y el desarrollo[9]. Defiende la consideración que se merecen los paisajes y seres naturales y sus complejas conexiones, dado el valor estético e intelectual que producen en los humanos, aclarando que, esta consideración no puede ser posible sin una comprensión y un aprecio por los mismos y que éste sólo puede ser alcanzado con un conocimiento más profundo de la naturaleza, un conocimiento que no sólo se basa en aprendizaje sino en una experimentación comprometida que involucre la totalidad de nuestras capacidades humanas[10]. Cafaro señala que es probable que la que considerase Carson como la mayor virtud ambiental, pudo ser la humildad, puesto que insistía en señalar que el poder y la importancia de la naturaleza habían sido ignoradas por la arrogancia humana, que la pensaba únicamente como sujeta a conveniencia.

Al final del examen de estos tres autores de la conservación puede vislumbrarse, que una Ética Ambiental de la Virtud, aunque partiendo del interés de un desarrollo propiamente humano no puede quedarse encerrada en lo humano (si así lo hiciera podría considerársele entonces, antropocéntrica), sino dado que éste va tomado de la mano con la exploración del mundo, se dirige también hacia una valoración de lo no humano como valioso en sí mismo y un aprecio y respeto que se deriva de tal valoración, gracias al cual –como menciona Cafaro- se puede ubicar la vida económica en el lugar que le corresponde como el medio para mejorar y brindar lo necesario para la vida humana, pero no para explotar el medio como si tal actividad fuese la única importante, y un compromiso científico claramente delimitado que también debe estar complementado con estimación y respeto hacia cada uno de sus sujetos de estudio. Finalmente, debe observarse que ésta propuesta, implica un compromiso que, más allá de serlo con la vida humana o con la vida silvestre, lo es más bien con la vida misma, como el mismo Cafaro lo señala: “…una EAV no es una alternativa a las éticas ambientales que se concentran en la considerabilidad moral de la naturaleza salvaje, sino que las complementa.” [11]

Personalmente añadiría, que puede ser criticado el hecho de que ésta propuesta parta de la consideración humana y también puede acusársele del hecho de que aún tomando en consideración a los demás seres y el medio, únicamente lo haría motivada por la consideración humana con la que está comprometida, pero ante esto, habríamos de aceptar que en realidad, puede reconocerse su validez en el hecho de que como ser humano uno parte naturalmente de su propia consideración o la de sus iguales y de ahí, posteriormente se dirige al mundo. Ahora que, si observamos bien, lo que se desprende de una Ética Ambiental de la Virtud como la de Thoreau o Carson, en las que las virtudes máximas son la sencillez y la humildad respectivamente, es poder alcanzar verdades más profundas, como lo son el valor intrínseco de cada uno de los seres y sus relaciones, con cuya comprensión el respeto y protección hacia estos, ya no se origina en un ímpetu por mantenerse virtuoso, sino en la comprensión misma de éste valor. Por otra parte, debe aceptarse que probablemente esta propuesta resulte más atractiva que una ética ambiental “negativa”, que se dirija inmediatamente a la restricción de libertades y placeres por un “valor en sí mismo” no comprendido, puesto que ofrece como objetivo el respeto y  el amor a sí mismo, que puede ser deseado y comprendido más fácilmente por la mayoría, que uno “ajeno y desconocido”.


A continuación, una pequeña reseña sobre el autor del ensayo que guía la presente intervención:

Philip Cafaro, filósofo de la Ética Ambiental

Phillip Cafaro es profesor de filosofía en la Universidad Estatal de Colorado. Es miembro activo de la Escuela de Sostenibilidad Global del Medio Ambiente de la CSU y presidente de la Sociedad Internacional para la Ética Ambiental.  Sus principales intereses –como el mismo lo menciona es su página web- son, la ética ambiental, las cuestiones de consumo y población y los territorios de conservación salvaje. Sus libros y artículos abordan temas polémicos y sujetos a debate político y público, como los estragos ambientales causados por la sobrepoblación, y propuestas como la que nos ocupa en el presente post: la Ética Ambiental de la Virtud.

Phillip Cafaro escribe ocasionalmente en algunos blogs de temáticas afines, aquí algunos links hacia sus artículos:

Algunas de sus publicaciones son:                           
Life on the Brink: Environmentalists Confront Overpopulation
Virtue Ethics and the Environment
Environmental Virtue Ethics
Thoreau’s Living Ethics: Walden and the Pursuit of Virtue[12]




[1] CAFARO, Phillip. Thoreau, Leopold y Carson: Hacia una ética ambiental de la virtud. Presente en compilación: LOS CAMINOS DE LA ÉTICA AMBIENTAL, VOL II. Teresa Kwiatkowska y Jorge Issa, compiladores. Plaza y Valdés editores, México, 2003.
[2] Ibíd. Pág. 45
[3] KWIATKOWSKA, Teresa. Suspirando por la naturaleza: Reflexiones sobre la ética ambiental de la virtud.  Presente en compilación: LOS CAMINOS DE LA ÉTICA AMBIENTAL, VOL II. Teresa Kwiatkowska y Jorge Issa, compiladores. Plaza y Valdés editores, México, 2003. Pág. 22.

[4] La palabra eudaimonia es traducida comúnmente como plenitud de ser o felicidad.
[5] Ensayo de Henry D. Thoreau.
[6] Todo esto, se menciona en págs. 47-49, sección: Thoreau, Leopold y Carson, del mismo ensayo de Cafaro, véase Nota 1.
[7] Vid. Todas las intervenciones de mi autoría, anteriores en éste blog. Principalmente: Reflexiones éticas con Aldo Leopold, La propuesta de Leopold y Aldo Leopold, filosofía  ética y medio natural.
[8] CAFARO, Phillip. Thoreau, Leopold y Carson: Hacia una ética ambiental de la virtud. Págs.  49-51
[9] Ibíd. Págs. 52 y 53.
[10] Cito a Cafaro: “Para Carson, el conocimiento no sólo se aprende, sino también se experimenta y se vive desarrollando y comprometiéndose con los sentidos y las emociones tanto como la mente, nuestra imaginación tanto como nuestras habilidades analíticas.” Pág. 54.
[11] CAFARO, Phillip. Thoreau, Leopold y Carson: Hacia una ética ambiental de la virtud. Pág. 56.
[12] Toda la información sobre Phillip Cafaro presente en ésta pequeña reseña y más, puede encontrarse en el sitio: http://www.philipcafaro.com/Home