Haydee De Alba Carranza
En esta ocasión
y con motivo de las fiestas que “unen a la familia”, trato de la amistad que en
Epicuro se rescata del utilitarismo. De
nuevo transitamos del individuo a la colectividad que termina por reafirmarlo.
La ataraxia como objetivo final del
hombre espiritual se vuelve más terrenal ocupándose también de la mundanidad de
aquél. No deja, sin embargo, de permanecer al ámbito privado de los hombres.
Esta intimidad se constituye también para el apoyo mutuo que redundará en
bienestar a corto y largo plazo de aquellos que gozan de la amistad, haciendo
crecer poco a poco una comunidad de amigos que sin llegar a conformar una
organización política garantiza su seguridad. Es decir que la amistad, en un
ámbito privado, no sólo es para beneficio de uno, para el privado sino para
aquellos que lo rodean también en tanto que útilmente se relacionan.
Si bien hace
algún tiempo considerábamos a los amigos como aquellas personas que estarían
siempre al alcance de nuestra órbita, esto ha cambiado un poco. En nuestros
tiempos la amistad no se reduce a un grupo selecto
de personas sino que se extiende más allá de lo puro que pudiera parecer el término. Pero en algún momento se
pensó, es posible recordar que no hace tantos años atrás, la amistad debía
resguardar una esencia casi pura, es decir, que era considerada con un
valor incomparable y difícil de
encontrar en las personas. Algo así, pues, Epicuro nos enseña.
Quizá no se trate de un valor puro: encontrar entre las personas
alguna perfecta que pueda acompañarnos siempre, pero sí de un compromiso sólido
hacia ella como el que tendríamos para con nosotros mismos. El valor de la
amistad en Epicuro era firme y no se debilitaba con el número de amigos ni se
hacía de manera superficial como lo sabemos hoy en día. En esos tiempos la vida
propia era tan importante y valiosa como la del amigo, nuestro filósofo
proclamaba incluso el sacrificio por la vida de ese otro que a la vez nos
retribuía en felicidad y gozo.
Si seguimos la línea hedonista por la que hemos venido trabajando
encontraríamos aparentemente una ligera contradicción con lo que él plantea
acerca de la ataraxia. Porque por un lado ésta sería el objetivo que cada
persona debería perseguir como el mayor bien, evitando a su vez las intervenciones
en la política, pero por el otro lado nos dice que la amistad ha de tener un
valor inmortal por lo que los amigos, es decir, otras personas también no sólo
están dentro de nuestra vida sino que deben estarlo para que nosotros
alcancemos una felicidad que atraviesa el gozo inmediato. La amistad, sin
embargo, arriesga la ataraxia ya que al estar pendientes de nuestros amigos y
no sólo eso sino que entregar además nuestra propia vida por la de ellos el
alma se agita y sacude la posibilidad de estar tranquilos.
Pero como ya veíamos en un post anterior Epicuro apostará por el
altruismo y rechazará que el egoísmo sea el modo para alcanzar la serenidad en
el alma. Se acepta, pues, que sólo por vía de la individualidad no se puede ya
no digamos alcanzar ese placer verdadero en el alma sino incluso una vida
provechosa y feliz en el día a día. La alianza con otros garantiza la compañía
y la ayuda que en cualquier momento podríamos necesitar para espantar los
miedos fundados e infundados. Se acerca más a una amistad en la vida práctica
que a una reservada para la sabiduría: como una amistad intelectual.
Es así que vemos que aunque declarara que la amistad es valiosa por
sí misma su base será el de la utilidad. Utilidad que a su vez será superada
para llegar a considerarse la amistad como algo realmente valioso e insuperable
por placeres inmediatos, aunque estos hayan sido en un inicio fundamento para
la filosofía epicúrea. Más que entender, entonces, utilidad como el método de
conseguir los gozos del cuerpo, se alarga su significado hasta rebotar en el
otro y regresarse a nosotros con lo que hemos dado. Este término se ocupa como
armonizador en su teoría de la sociedad, no se aísla en la privacidad: lo útil
es pensado en tanto que funciona como
boomerang. Se le otorga un sentido también altruista en cuanto que es usado
como el primer impulso que llevará al hombre hacia una comunidad de amigos.
Ante la situación política y social de la época alejandrina la
teoría de la amistad de Epicuro se desarrollaba como una colectividad de
individuos que los apoyaba para lograr esa felicidad tan buscada. Frente a lo
que siempre se había visto en la polis, la organización política[1],
se presentaba esta opción de volver a encontrarse con el otro, que Epicuro
acepta, es necesario para que uno pueda vivir tranquilamente. La ophéleia o la ayuda mutua no se mantiene
como un fin, ya que aunque fue el
principio se transforma en el medio para conseguir no sólo los placeres
inmediatos sino una seguridad a largo plazo, llegando incluso a superar las barreras de la
vida terrenal: un bien inmortal diría él.
La amistad se nos plantea como algo que aun en nuestros días tan
parecidos a los del padre de esta filosofía, es una opción de unión. Los
beneficios materiales que con la amistad se puedan conseguir se superan por
mucho cuando la relación entre dos amigos se considera un bien supremo igual
que la vida.
BIBLIOGRAFÍA
García Gual, Carlos, Epicuro, alianza, España, 2002. (Col. Biblioteca temática- clásicos
de Grecia y Roma, en col. Libro de bolsillo).
Lledó, Emilio, El
epicureísmo, 2ª ed., Montesinos, España, 1987, (Biblioteca de Divulgación
Temática).
Long, Anthony A., La filosofía helenística: estoicos, epicúreos, escépticos, Alianza,
España, 1984.
[1] Lledó,
Emilio, El epicureísmo, 2ª ed.,
Montesinos, España, 1987, (Biblioteca de Divulgación Temática), p. 129.
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