sábado, 26 de octubre de 2013

Reflexiones éticas con Aldo Leopold

Reflexiones éticas con Aldo Leopold

Myriam Juárez Martínez

Caminar por la calle y observar a mi alrededor, fue lo que encendió la chispa que motiva esta pequeña intervención. Más específicamente, el hecho de no poder avanzar muchos pasos  sin encontrarme con una envoltura de algún producto (alimenticio o no) tirada en el suelo. No es difícil percatarse de que -tristemente- no hay espacios en la ciudad libres de basura (excepto tal vez los recipientes que deberían contenerla), esto me ha conducido a preguntarme  por qué las personas tienen tan poco interés en asumir tan solo una pequeña parte de su responsabilidad -como los grandes productores de desechos que somos- haciendo lo posible para que la basura se deposite en los lugares apropiados y de esa forma contribuir mínimamente a que se reduzca la contaminación ambiental (que afecta la salud y el curso natural de todo ser vivo e incluso de los factores abióticos de la tierra).
En el presente artículo, intentaré examinar los posibles motivos que pudieran darle respuesta a mi interrogante de la mano del pensamiento de Aldo Leopold en su ensayo La Ética de la Tierra (1949), planteando algunos de los conceptos principales al interior de su propuesta que se presentó como una de las primeras a favor de ampliar las consideraciones morales fuera del círculo de la especie humana[1], y también exponiendo algunos casos actuales que problematizan no sólo a la ética ambiental, sino a la conducta ética en general. Así mismo, éste pequeño escrito pretende motivar la reflexión en un importante problema actual que, a pesar de no hallarse carente de promoción, parece no haberse introducido aún dentro de nuestras inquietudes, al menos, no lo suficiente como para sacudir nuestras consciencias y producir un cambio.
La concepción ética de Leopold y un contraste con la situación actual
Para nuestro autor, la ética tiene su origen en la tendencia a construir modos de cooperación, tendencia que pertenece tanto al individuo como a los grupos. El surgimiento de la ética al interior de estos modos de cooperación, se soporta en la comprensión de que uno como individuo necesariamente forma parte de una comunidad, en la que cada parte es interdependiente una con la otra, en otras palabras, la ética se hace posible cuando se es consciente de que se es una parte necesaria, pero no suficiente para que funcione de manera satisfactoria la totalidad del engranaje comunitario, y también para que funcione debidamente el individuo mismo.
Por lo tanto, Leopold afirma que los límites de aquello que es considerado éticamente por nosotros se van ensanchando en la medida en la que se manifiesta la evolución ecológica –entiéndase el término ecológico como el estudio de los seres vivos, su ambiente, sus relaciones de interacción, entre otras cosas-, es decir en la medida en la que integramos a nuestro conocimiento, más y más datos sobre los seres y las cosas con las que compartimos el mundo. Lógicamente, él considera que el siguiente paso en la ampliación de los límites de la ética –que en su momento aún no se había planteado-, es el de la inclusión de la tierra, los animales y las plantas con las que compartimos el mundo, en los mismos.
Como podemos observar, para Leopold, la ética se funda en el conocimiento y la comprensión de la importancia de nosotros como individuos y de todo y todos los que nos rodean. Y tal como él mismo lo menciona: únicamente llevando a cabo lo anterior, se logra un cambio de prioridades, lealtades, afectos y convicciones intelectuales, y de igual manera, sólo tras este cambio, se logra también un cambio importante de carácter ético, es decir un cambio en nuestras acciones, siendo así –y sólo de ésta manera- auténticamente motivadas por nuestra responsabilidad ética frente a los individuos y/o cosas.
Expondré ahora, dos casos actuales que parecen tener mucho conflicto con ésta concepción de ética que he explicado hasta ahora. El primero es el de Monsanto, un gigante empresarial cuyos productos se hallan en el campo de la química y la biogenética, actualmente, se ocupa principalmente de la producción de semillas genéticamente alteradas y la producción de herbicidas, hechos exclusivamente para el uso en las plantas producidas por éstas semillas. De acuerdo a los datos que circulan en la red, Monsanto ha sido acusado de mentir acerca de la bio-degradación de sus pesticidas (que es menor al 2% al transcurso de 28 días), y también de ocultar la verdad sobre la toxicidad del PCB (Policloruro de Bifenilo) que producía hacía sólo unas décadas, y que dejó -y continúa dejando- víctimas cerca del área donde se hallaba su fábrica, puesto que no sólo es uno de los contaminantes más nocivos para el medio ambiente, sino también para animales y seres humanos, en quienes –se afirma- disminuye la capacidad intelectual. Estos sólo son algunos, de varios escándalos éticos y legales que envuelven a ésta empresa multinacional[2].
Un segundo caso es el problema de los desechos electrónicos en África. Estos desechos llegan desde los países más desarrollados como cargamentos de productos electrónicos de segunda mano, aunque en muchas ocasiones los productos vengan casi inservibles. Los productos funcionales se venden, los muchos que no lo son, son enviados a vertederos, donde los desarman y recolectan las piezas útiles o valiosas como el cobre para re-venderlas. Tanto los desechos como la contaminación del suelo y el agua, son impresionantes por su abundancia; el riesgo que corren los niños y hombres que trabajan en los vertederos, tanto por la exposición a lesiones físicas externas que pueden sufrir durante el desempeño de su trabajo, como por la toxicidad del ambiente donde se encuentran, también resulta estremecedora. Y no son sólo son ellos quienes se encuentran expuestos a éste peligro, sino también cualquier otro ser vivo expuesto a estos contaminantes, que pueden ser desplazados por las lluvias y el cauce de las cuencas de agua. Otro gran problema sobre el problema –como ya habrán notado- se halla en que aún siendo una actividad con consecuencias altamente nocivas, no parece estar en vías de frenarse dado que una parte importante de la población depende económicamente de estos residuos[3]. Ahora, las preguntas: ¿Por qué motivo, a pesar de saber que los aparatos que se venden y envían hacia éste continente, ya no tienen ni valor ni utilidad, se continúan vendiendo y enviando como si lo tuvieran?, ¿Por qué razón, a pesar de conocer la gran contaminación que ocasionan estos desechos, las empresas productoras no se hacen cargo del reciclaje y/o la neutralización de estos elementos?. Podemos hacer preguntas parecidas para el primer caso: ¿Por qué motivo, a pesar de conocer la toxicidad de sus productos, no frenaron la producción de los mismos?, ¿Por qué aún a sabiendas de ello, lo ocultaron por tanto tiempo como les fue posible?
Por lo visto, las respuestas a estas preguntas señalan en la dirección contraria de la concepción ética de Leopold. En estos casos, no logra verse la responsabilidad ética por ningún lado, ni siquiera la que correspondería hacia los seres humanos. Es probable que esto se deba a que, que en estos casos –incluyendo aquella situación que me inquietaba al inicio y que me motivó a realizar ésta investigación-, los ejecutores de estas acciones (o de las no acciones), no tengan conocimiento ni comprensión de lo que está en juego cuando las realizan (o no). También es posible –y mucho menos ingenuo- pensar que tienen el conocimiento, pero no han obtenido la verdadera comprensión del valor que poseen cada uno de los individuos o cosas y sus relaciones, a los cuales ponen en peligro al actuar como lo hacen. Agreguemos una última posibilidad –y con esto no pretendo limitar las respuestas a estas tres, si no sólo decir que es la última que yo voy a aportar por ahora-, pero para ello, retomemos a nuestro autor.
Leopold distingue también, entre aquello que está regulado por la ética y aquello que lo está únicamente por la conveniencia, la diferencia está en las concepciones que se tienen de aquello que está sujeto a las distintas regulaciones: aquello que se rige bajo la ética, es concebido como independiente y reconocido como relevante para el buen funcionamiento de la comunidad; en cambio, aquello que se rige por conveniencia, es visto como propiedad, como objeto a disposición de, como existente para ser sujeto de complacencias del propietario y nada más.[4] Es decir, nuestra última opción, sería admitir el hecho de que los responsables no ven en los demás individuos o cosas, a un ente independiente merecedor de una valoración ética, sino más bien a un algo, muy parecido a una propiedad, de la cual pueden disponer a complacencia.
Tristemente, debo decir que la respuesta que considero más realista es la tercera, es decir, que lo más probable es que no se tengan consideraciones éticas para/con aquellos de la misma especie y mucho menos con aquellos de cualquier otra, por que el pensamiento que lleva a los ejecutores de éstas acciones a realizarlas, consiste en considerarse superior, -y de manera egoísta- creer que sus intereses y conveniencias son las únicas relevantes y por tanto las únicas dignas de ser consideradas, además de considerar no sólo viable, sino necesario el pasar por encima de todo lo demás o de utilizarlo como mera herramienta para poder lograr sus objetivos.
Y ustedes, ¿qué opinan?





[1] Vid. NATURALEZA Y VALOR: Una aproximación  a la ética ambiental / Margarita M. Valdés, compiladora. México, D.F., UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 2004. Introducción por Margarita M. Valdés, p. 13.
[2] Véase. Documental: El mundo según Monsanto. Dirección: Marie-Monique Robin. http://www.youtube.com/watch?v=LdIkq6ecQGw
[3] Veáse. Documental: Basura electrónica en África.  http://www.youtube.com/watch?v=HLdAhwL5zYw

[4] Toda la información que se presenta en éste post sobre el pensamiento de Aldo Leopold, puede consultarse en el ensayo: La Ética de la Tierra de Aldo Leopold, presente en la compilación del libro: NATURALEZA Y VALOR: Una aproximación  a la ética ambiental / Margarita M. Valdés, compiladora. México, D.F., UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 2004.
La información sobre los casos actuales fue extraída de los videos, cuyos enlaces se encuentran en notas a pie anteriores y también de las siguientes páginas en sus respectivos enlaces:

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